Zonda – Cuentos Amarillos

Si hago un esfuerzo más quizá pueda llegar antes de la medianoche.
Llegar antes de la medianoche, llegar antes de la medianoche.
Mientras hago retumbar la consigna en mi cerebro los movimientos me responden como quiero. Si le aflojo al tambor de la consigna y me quedo vacío, empiezo a perder el control.
Se me caen los párpados y me dejo ir. Me dejo ir y la noche se vuelve pesada y marrón, con gusto dulce. Pesada y mi saliva también pesada y dulce. Y todo me pongo flojo y se va lerdo. Se va, se va yyy… Antes de la medianoche. Antes de la medianoche. Vamos, VAMOS. Antes de la medianoche. Si puedo llegar antes de la medianoche.
VAMOS. pueda ser que el auto responda. QUe se las aguante. Está hecho para aguantársela. Es alemán. Pero en este desierto hay que ver hasta dónde se las aguanta.
Uf, vamos, VAMOS. Que la saliva se pone dulce igual que las montañas de ese verde como azul. Como azul de agua y de humo de las montañas que se deshacen. Se deshacen como mi cuerpo de tierra que corre y se cae como las montañas. Mi cuerpo. Mi cuerpooooooo. Vamos, antes de la medianoche. ANTES-ANTES DE-DE LA-LA MEDIANOCHE-MEDIANOCHE.

 

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