Es un hombre entrando en la vejez. Lleva un bastón blanco, de material plástico. Sin embargo, le parece que ve. Porque fija los ojos, alternativamente, en puntos que existen. Presiente que no son ojos que operan desprovistos de sí, buscando lo que no conocen. Mucho menos cuencas ocupadas por guiñapos de carne.
Apenas ingresa se toma del pasamanos de arriba. Seguramente se ha dado cuenta de que, junto a él, los dos asientos están ocupados. Son dos tipos jóvenes. […]